Cuando nuestras mascotas envejecen, al igual que nosotros, empiezan a requerir algunos cuidados especiales y también un seguimiento veterinario más exhaustivo que durante el resto de su vida. A partir de los 8 años aproximadamente, recomendamos una visita anual dónde el veterinario podrá revisar el peso, el estado físico general, realizar analíticas u otras pruebas en caso de ser necesarias. En estos controles se pueden llegar a diagnosticar enfermedades que todavía no presentan signos clínicos y en las que un tratamiento precoz puede ralentizar la progresión o desarrollo de tal enfermedad.
En este artículo nos vamos a centrar en el defecto de la visión más común en animales de compañía geriátricos: las cataratas. Una de las afectaciones oculares más frecuentes que vemos en la consulta veterinaria son las cataratas. El origen de estas suele venir asociado con la edad y a la degeneración del cristalino debido al aumento de capas de este y al daño oxidativo que sufre durante su vida. Otras causas de aparición de cataratas pueden ser la diabetes mellitus, golpes o traumatismos, congénitas/hereditarias o por atrofias de retina.
¿Cómo se forma la catarata?
El cristalino es una lente formada por varias capas situada en el interior del ojo, su función es la de concentrar la luz para que se proyecte adecuadamente en la retina. Con el paso del tiempo y el proceso natural de envejecimiento, el cristalino tiende a acumular capas adicionales. Este proceso gradual de acumulación de capas puede hacer que el cristalino se vuelva más denso y menos transparente.
¿Cómo detectar que nuestra mascota tiene cataratas?
En casa podemos sospechar de la presencia de cataratas y será el veterinario el que confirmará el diagnóstico y nos podrá indicar qué tratamiento podremos ofrecer a nuestra mascota. Si se detectan y se tratan a tiempo, las cataratas no deberían suponer ningún problema. En casa podremos ver una cierta opacidad de color blanquecina o azulada (al inicio) en cristalino. Si la catarata ya ha avanzado más, veremos claramente la opacidad o que el animal se da golpes en obstáculos que pueda encontrar debido a la dificultad de visión.
En fases iniciales (A,B), cuándo todavía no está madura, hay todavía opciones de tratamientos no quirúrgicos como por ejemplo la suplementación de la dieta con vitaminas y antioxidantes para ralentizar la aparición de las cataratas. Se podrían utilizar complementos nutricionales especializados como Occulus+ de Dr+Vet, enfocado a proporcionar vitaminas A,C,E y minerales antioxidantes para retrasarla evolución de la enfermedad.
Una vez la catarata ha evolucionado (C), un veterinario especialista nos indicará la mejor solución quirúrgica, después de una exhaustiva revisión del estado de salud y de visión de la mascota. Las cataratas son una enfermedad operables con alta tasa de éxito (alrededor del 90%). Habitualmente la recuperación postquirúrgica supone unos días con colirios antiinflamatorios y antibióticos hasta su alta médica.