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Aliviar el estrés y el miedo en la clínica veterinaria

Un elevado porcentaje de perros y gatos manifiesta signos de miedo, ansiedad y estrés cada vez que acude al veterinario

Un elevado porcentaje de perros y gatos manifiesta signos de miedo, ansiedad y estrés cada vez que acude al veterinario. Según un estudio llevado a cabo en el 2016, alrededor de un 80 % de los perros son etiquetados por sus propietarios como miedosos cuando están en el centro veterinario y, un porcentaje también muy elevado de los gatos son descritos como nerviosos, asustados o agresivos. No solo los animales reaccionan con estrés, sino que también un porcentaje considerado de propietarios considera una situación estresante ir al veterinario.

Por un lado, al no cooperar el animal, el veterinario necesita más tiempo, más esfuerzo y, el riesgo de accidente por mordedura es mucho más elevado. Por otro lado, la exploración física no siempre puede realizarse correctamente y los parámetros fisiológicos pueden estar alterados. Como consecuencia, puede haber un efecto colateral en el número de visitas ya que muchos de los propietarios solo acudirán al veterinario cuando crean que realmente es imprescindible.

Otro de los aspectos que parece influenciar de forma marcada en el número de las visitas es la comunicación, es decir las habilidades comunicativas de los veterinarios. Según un estudio realizado por Lue y colaboradores, la razón principal que dieron los propietarios para no seguir las recomendaciones dadas por su veterinario era el déficit en la forma de transmitir los veterinarios la necesidad de atención veterinaria.

El objetivo del programa es conseguir que las visitas al centro veterinario sean más agradables para los animales y para sus propietarios. El veterinario se familiarizará con los signos de estrés más comunes en el perro y en el gato, aprenderá a identificar las situaciones/estímulos que puedan resultar estresantes para cada uno de sus pacientes, así como a las estrategias a seguir para prevenir y reducir el estrés. Estas estrategias tienen en cuenta aspectos relacionados con el traslado del paciente al centro veterinario, con las instalaciones del centro, con los protocolos de manejo y, con las habilidades comunicativas.

En definitiva, se trata de proporcionar al veterinario los conocimientos necesarios para que las visitas al centro veterinario de sus pacientes sean más agradables. Además, con ello conseguirá realizar mejor su trabajo, con mayor seguridad y, todo ello se reflejará en una mayor satisfacción del propietario y en un aumento en el número de visitas.

La manipulación de un perro con miedo no puede aprenderse solamente en los libros o conferencias. Se obtiene a través de la experiencia, el sentido común, el respeto y la empatía por el bienestar del animal y el cliente.

El objetivo de un manejo y sujeción apropiados es:

  • Llevar a cabo un procedimiento de la manera más eficiente posible.
  • Evitar lesiones o más lesiones al perro.
  • Evitar lesiones al veterinario, persona que lo sujeta y otras personas involucradas.
  • Lograr lo anterior sin causar un dolor innecesario o angustia adicional o para el perro.

Cualquier persona que se encargue de un perro debe ser consciente de cómo un manejo incorrecto puede provocar la evolución y aumento del miedo. Algunos de los problemas que surgen de una manipulación brusca innecesaria son:

  • Un aumento en el estrés sufrido por el perro. Los medios de sujeción no deberían ser más dolorosos o estresantes para el animal que el procedimiento en sí. El estrés aumenta la sensibilidad a las experiencias aversivas.
  • Desarrollo o aumento de la agresividad defensiva. Un animal que experimenta miedo o dolor mientras es sujetado y, por tanto, es incapaz de escapar, puede recurrir a la agresividad y acabar aprendiendo que le funciona.
  • Daños a la mascota y a la relación con su propietario. Los propietarios pueden copiar las técnicas realizadas por el veterinario, pudiendo resultar en un manejo incorrecto del animal con demasiada frecuencia Además, los propietarios que ven cómo su perro muestra agresividad podrían perder su confianza en el perro.
  • Dañar la relación con el cliente. A la mayoría de los propietarios no les gusta ni esperan que su veterinario maneje a su mascota de forma brusca y pueden decidir llevar a su mascota a un veterinario que muestre más empatía por el perro y las emociones del propietario.

Muchos perros sufren ansiedad cuando tienen que acudir a una clínica veterinaria. El perro puede tener miedo de otros animales o personas. Ha experimentado un tratamiento doloroso en el pasado, sufrido dolor en ese momento o ha tenido que someterse a manipulaciones que no conoce. Cualquiera que sea la causa, si el perro ya está estresado y temeroso, puede llegar a sensibilizarse y reaccionar intensamente, por lo que la manipulación y los procedimientos de tratamiento son cada vez más difíciles y consumen mucho tiempo.

Como veterinarios es supuesto que se espera de nosotros no causar daño a los animales, es parte de nuestro código deontológico y debe serlo de nuestra manera de actuar en lo profesional. Pero esta máxima no siempre es recordada y trasladada a la consulta veterinaria.

Es frecuente que afirmemos que un animal está bien o lo pasa bien en la consulta, pero debemos tomarnos un tiempo para pensar si esta afirmación es ofrecida con conocimiento.

¿Observamos el lenguaje de nuestros pacientes caninos y felinos para ver si indica estrés, miedo o agresividad? ¿Tomamos vídeos para luego visualizarlos y analizarlos en busca de posibles errores de actuación? ¿Nos preocupamos por estudiar el comportamiento normal de perros y gatos para intentar mantener el bienestar en las consultas? ¿Utilizamos conocimientos sobre lenguaje y comunicación para hacer que las consultas resulten lo menos amenazantes posible para nuestros pacientes? ¿Nos tomamos el tiempo necesario en cada consulta para hacer que nuestro paciente se sienta bien y salga de ella con una emoción positiva? ¿Somos capaces de citar al paciente para otro día si no lo vemos preparado para el procedimiento? ¿Explicamos a los clientes la necesidad y conveniencia de que su animal de compañía se encuentre a gusto en la clínica veterinaria en orden a su bienestar? ¿Disponemos en nuestra consulta de distintos tipos de refuerzos positivos para poder usarlos con los pacientes durante los procedimientos?

Si la respuesta a una o varias de estas preguntas es no, debemos replantearnos nuestra manera de trabajar. La clínica veterinaria y la peluquería canina representan dos de los entornos más estresantes y amenazantes para los perros y los gatos por varios motivos:

  • No son un entorno natural.
  • Se realizan proporcionalmente más procedimientos negativos que positivos.
  • El animal no está casi nunca habituado al lugar ni a los procedimientos a los que allí se le somete.
  • Se suele trabajar con prisa, por lo que no se emplea tiempo suficiente en cada paciente para conseguir que se sienta confortable.
  • Existen estímulos sonoros y olfativos amenazantes.

El manejo libre de estrés o de miedo hace referencia a tratar de disminuir todos estos estímulos negativos o amenazantes e intentar preservar el bienestar del animal por encima de todo, consiguiendo con ello que su estancia sea agradable y que el recuerdo sea positivo.

El beneficio de este tipo de manejo no solo se refleja en la conducta del animal, disminuyendo el miedo, la agresividad y las conductas de evitación, sino en distintos parámetros orgánicos: inmunidad, alteraciones en parámetros sanguíneos, umbral de dolor, rigidez en la exploración, tensión en el propietario y en el profesional, etc.

El beneficio de este tipo de manejo no es solo para el animal, aunque pueda parecerlo, sino también para el propietario y para la clínica ya que incrementa la confianza del animal y del cliente hacia la clínica.

  • Fomenta el uso de la observación para entender el lenguaje del animal y el uso de protocolos y técnicas para que se sienta mejor en la clínica.
  • Aumenta la seguridad del veterinario y sus empleados, ya que evita la aparición de conductas agresivas por parte del animal.
  • Produce una sensación de tranquilidad y confianza en el propietario a la hora de volver a la clínica.
  • Aunque no lo parezca, con la implantación de estos protocolos se gana en tiempo y eficiencia.
  • Se establecen mejores relaciones con el cliente y con el paciente.
  • Mejoran los estados de ánimo en el personal de la clínica, fomentando el trabajo en equipo.

Todos hemos usado otras técnicas antes, pero eso no importa. Lo importante es que ahora disponemos de más estudios sobre diversos aspectos de la medicina veterinaria, incluida la medicina del comportamiento, y debemos utilizarlos y ponerlos en práctica en pro de nuestra profesión y del bienestar de nuestros pacientes.